
El hinojo —Foeniculum vulgare— es una planta de sabor anisado y su fragancia recuerda al regaliz. Chucho Rojas, chef del proyecto Come Bien Caracas, explica que este alimento tiene cero calorías y combina muy bien con platillos mediterráneos, pero su mejor compañero es el queso parmesano.
Este ingrediente tiene diversos usos culinarios: el bulbo es blanco o verde pálido y se puede comer crudo; los tallos y hojas componen salsas o vinagretas y las semillas se usan —tostadas o molidas— como especias para hacer pan, tortas e, incluso, condimento del curry.
Esta hierba destaca por sus propiedades medicinales: “Reduce el colesterol, ayuda a tener un abdomen plano y potencia el vigor sexual masculino”, ratifica Rojas. Además es diurético, antiflatulento, laxante y depurativo. “En la India las semillas de hinojo se sirven después de la cena para facilitar la digestión, además, sirve para refrescar el aliento”, escribió Aliza Green en El libro de las especias. Una buena infusión, utilizando los granos, alivia cólicos y aleja los síntomas de la gripe y bronquitis.

El hinojo, también conocida como “hierba santa”, se utiliza en España en encurtidos, aliños y salsas. Se puede preparar confitado y en sedosas cremas. Las hojas y tallos suelen potenciar el sabor de pescados, castañas, arroces y huevos escalfados. En Venezuela, especialmente en los Andes, se aprovecha el sabor intenso del hinojo para preparar el tradicional miche andino.
Salteado, crudo, seco o molido, no hay duda que el hinojo se adapta a las manías culinarias de la gastronomía nacional e internacional.
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