jueves, 26 de noviembre de 2015

María Isabel Mijares, la gran dama del vino

Pero, aparte del profundo respeto que inspira, la interacción con su audiencia da paso a una dinámica distinta: la pasión que imprime al arte de presentar y describir en sus características organolépticas un vino, con una mezcla de técnica y poesía, transporta a los presentes a dimensiones sublimes con cada sorbo. Es cuando el placer se intensifica y aparecen verdaderas revelaciones con cada caldo.
Así, desde sus inicios hace diez años, Mijares ha sido invitada permanente al Salón Internacional de Gastronomía, ha visto crecer a un público venezolano que en una década ha educado su paladar, ha apoyado importantes iniciativas como la Escuela y la Asociación Venezolana de Sommeliers y ha creado una legión de seguidores que la espera con expectativa sus propuestas dentro del salón que, más que catas, son profundas exploraciones en los placeres y saberes del vino.
Este 2011, para asegurar su presencia en el SIG, María Isabel Mijares ha tenido que abrir espacio en una agenda complicada que la ha llevado a diversos países y ha incluido algunos de los hitos más importantes para un profesional del mundo del vino.
“Una de mis experiencias más emocionantes es cada dos años cuando hay la gran Cena Internacional de la prensa en Burdeos con los "Grand Cru de Bordeaux" y bebo los grandes vinos míticos, esos vinos que no se beben a menudo y que son realmente mágicos y este año acabo de vivirlo en junio”, explica Mijares.
En el contexto del lema del SIG 2011, De la innovación a la tradición, Mijares ha observado una tendencia similar a la gastronómica: se vuelve de años de excesos para retomar la importancia de la esencia del vino.
“En el vino está precisamente ocurriendo esto, tras llegar a hacer vinos casi galácticos se está volviendo a la tradición de nuevo pero con mucha mayor tecnología. Los excesos de madera, que no eran justificables y solo son fruto de elaboradores poco formados aconsejados por técnicos poco serios, están dejando paso a vinos en los que la madera solo complementa el vino pero no le cambia su estilo. Se podría decir que estamos volviendo a "razonar" y a utilizar métodos de siempre con la tecnología de hoy”, analiza la enóloga que entiende esta la manera de elaborar lo que considera vinos profundos en contraposición con los vinos fáciles.
Por eso, con el mismo entusiasmo del año 2002, la Gran Dama del Vino regresa al SIG con dos catas magistrales que aspiran repetir el éxito de las de la edición pasada —Albariños y La piel del vino: el corcho— en un reencuentro de un público que ha crecido con ella y una enamorada de Venezuela.“Considero que el SIG ha sido para mí una experiencia muy enriquecedora, la oportunidad de conocer otros consumidores, otros gustos. Yo le he dado mucho al SIG y de forma altruista, pero he recibido mucho.”
Las principales uvas españoles según María Isabel Mijares Consultada sobre las cepas típicas de su país, Mijares, que las entiende como la paleta de colores con la que los enólogos trabajan hasta dar con las combinaciones perfectas sobre ese lienzo que es cada botella, comparte su criterio:
Tempranillo. La variedad española que le ha dado más prestigio y notoriedad a los vinos españoles.
Garnacha. La variedad sólida que da color y estructura a nuestros vinos.
Viura. Una variedad blanca sin mucho carácter pero fina y con equilibrio.
Verdejo. Nuestra variedad de moda. Protagonista en los vinos de Rueda , sencilla, original, personal.

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