¿QUE ES LA RELAJACIÓN Y CUÁLES SON SUS BENEFICIOS?
La relajación es aflojar el tono muscular, a través de distintos métodos
que existen para conseguirlo. Pero también tiene otras finalidades igualmente
atractivas como la de provocar en el sujeto un mundo de sensaciones y
evocaciones, una “inmersión introspectiva” según Kammerer y Durand de
Bousingen.
Muchos autores e instructores ven en la relajación la inmersión en un
estado de conciencia, que se busca voluntaria y libremente con el propósito de
alcanzar calma, paz, felicidad y alegría.
Existen diversos métodos de relajación y las indicaciones dependen
igualmente de los requerimientos de la persona que se relaja.
El proceso de relajación y la respiración
Ambiente adecuado
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Para iniciar la relajación, bien sea después de una sesión de ejercicios
o simplemente luego de un día de trabajo, lo ideal es sentarse o acostarse en
un lugar silencioso, dentro de un ambiente calmo, de temperatura agradable,
donde uno pueda sentirse cómodo, cerrar los ojos y comenzar la relajación
tomando conciencia de la respiración.
La mayoría de las personas respiramos mal y no estamos conscientes de
ellos. El estrés y la ansiedad nos hacen contener la respiración y al dejar de
respirar, aumentan el miedo y la ansiedad por la escasa ventilación aérobica.
Por tanto, la relajación siempre se inicia con la toma de conciencia de
la respiración. La respiración es energía (Lowen, 1993). El oxígeno, aumenta la
capacidad energética del organismo y su movilidad; la fatiga y la mala
ventilación, producen déficit de energía y nos hacen sentir deprimidos
(Smollerm, 1996).
Una respiración eficaz y profunda hace fluir los sentimientos, carga al
cuerpo de energía y mejora nuestra calidad de vida.
Los ejercicios respiratorios deben comenzar desde una postura cómoda,
buscando el relax de la tensión muscular y estimulando la respiración, eficaz,
consciente, profunda y de balanceo tórax-abdomen-abdomen-tórax.
La boca ha de estar ligeramente abierta. Brazos a lo largo del cuerpo.
Pies paralelos. Al principio basta con tres o cuatro respiraciones profundas,
más adelante pueden realizarse seis o siete, descansar un minuto y volver a
repetir.
En la posición inicial hay un primer tiempo de espirar despacio por los
labios entreabiertos, deprimiendo el tórax todo lo más posible y luego el
abdomen.
Inspirar despacio el aire por la nariz, mientras se relaja el abdomen,
el aire entra suavemente en los pulmones y cuando el aire ensancha la parte
inferior del tórax, seguir inspirando para producir un movimiento de elevación
de abdomen (es el diafragma el que empuja, elevándose ligeramente el abdomen).
Siguiendo el ritmo de inhalar y exhalar se empieza a tensionar y
destensar los músculos de arriba hacia abajo o al revés. Uno escoge su propio
camino. De este modo se logran identificar y aliviar los puntos de tensión que
son más difíciles de relajar en el cuerpo.
Lo importante es concentrarse en la respiración y evitar pensamientos
inquietantes o perturbadores, nade de pensar en la agenda del día, en cuentas
ni en asuntos pendientes. Si surgen estos pensamientos, hay que descartarlos
tranquilamente y continuar con la respiración.
Beneficios de la relajación
La respiración
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- Disminuye
del estrés y la ansiedad, lo cual además ayuda a pensar con mayor claridad
y a ser más creativos.
- Elimina
la tensión muscular y con ellos los dolores.
- Aumenta
el nivel de conciencia.
- Incrementa
el reposo y ayuda a lograr un descanso más profundo.
- Eleva
la resistencia frente a las enfermedades.
- Contribuye
a mantener en equilibrio la tensión arterial.
- Mejora
la oxigenación y aumenta la energía y la vitalidad.
- Estimula
a que predominen en nuestra mente los pensamientos positivos.
Cuando la relajación se convierte en una práctica diaria, sus beneficios
son mayores. Por lo que se recomienda dedicar por lo menos 10 minutos diarios a
la relajación, considerando que es el regalo que uno se hace por el esfuerzo de
cada día.
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