jueves, 13 de octubre de 2016

Identificado el mecanismo que regula la ingesta de líquidos en el ser humano

Un grupo de investigadores australianos ha logrado identificar, con la ayuda de la resonancia magnética, el mecanismo cerebral que regula la ingesta de líquidos en el ser humano. Este mecanismo se activa cuando ya no es necesario tomar más agua, si a pesar de ello se sigue bebiendo, la corteza frontal incrementa hasta en tres veces su esfuerzo para evitar la ingesta de líquidos.
Beber sin sed
Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Melbourne (Australia), que ha sido supervisado por expertos del Biomedicine Discovery Institute Monash, ha logrado identificar el mecanismo que regula la ingesta de líquidos en el ser humano (hablando del agua) e impide que se beba en exceso, algo que podría provocar problemas como una hiperhidratación o intoxicación por consumo de agua.
La hiperhidratación provoca un sobre esfuerzo de los riñones debido a que tienen que filtrar hasta tres veces la cantidad de líquidos que el organismo necesitaba, y esto conduce a que minerales tan importantes para el organismo como el potasio o el sodio, terminen diluyéndose rápidamente en el plasma sanguíneo, causando diferentes problemas en el buen funcionamiento del organismo. A mayor cantidad de agua ingerida sin necesidad, mayores son los riesgos.

Los resultados muestran que el cerebro activa un mecanismo que inhibe la ingesta de líquidos a fin de poder mantener el volumen de líquido presente en el organismo de forma calibrada. Los expertos explican que es necesario tomar el agua que pide el cuerpo, es decir, beber cuando se tiene sed. Sin embargo, si se fuerza la ingesta de agua sin que el mecanismo de la sed esté activado, se produce una resistencia que puede tener un desenlace fatal. Los expertos citan como ejemplo a algunos atletas que han participado en maratones y que siguieron las recomendaciones de beber agua por encima de sus necesidades, en algunos casos murieron por ello.
Un consumo excesivo de agua pone en riesgo al organismo de sufrir una intoxicación, sobre todo si los niveles de sodio en sangre son especialmente bajos, esto puede provocar somnolencia, náuseas, convulsiones, coma o la muerte, todo depende de cada caso y el contexto en el que se toma el exceso de agua. En la investigación, los expertos pidieron a un grupo de voluntarios que determinaran el grado del esfuerzo de tomar agua en dos condiciones, después de realizar ejercicio cuando tenían sed, y sin que se activará el mecanismo de la sed.
Mediante una resonancia magnética se analizó la actividad cerebral, especialmente en el momento en el que se producía la ingesta de agua. Los resultados mostraron que las zonas prefrontales cerebrales eran mucho más activas cuando bebían agua, desencadenando un proceso de inhibición cuando se había consumido la suficiente cantidad de líquido, lo que muestra que el cerebro realizaba un esfuerzo para evitar la ingesta de líquidos de forma innecesaria.
En algunos tipos de dieta se recomienda tomar una elevada cantidad de agua y sin que se tenga sed, creyendo que esta conducta favorece la reducción de peso de un modo totalmente sano y natural. El agua es saludable, pero como en cualquier alimento o bebida saludable, los excesos son contraproducentes y peligrosos, se debe consumir la cantidad que necesita el organismo y en base al gasto realizado de fluidos. Hay personas que se vuelven inseparables de su botella de agua, beben en cualquier momento y en cualquier lugar sin que se active el mecanismo de la sed.
En el estudio, los expertos observaron que si se bebía más de la cuenta, el esfuerzo cerebral para frenar el consumo de agua se incrementaba en tres veces, esto muestra que los participantes tenían que superar esa resistencia generada a la ingesta de líquido. 

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