jueves, 26 de noviembre de 2015

La comida del Libertador



No se sabe de ningún registro escrito sobre lo que comía Simón Bolívar. Aunque lo poco que se conoce proviene de escritos de sus edecanes y allegados. Sin duda, el gusto de Bolívar era austero, si uno juzga el testimonio de quiénes lo conocieron. 
Según palabras del general Luís Perú de Lacroix en el Diario de Bucaramanga, Bolívar acostumbraba a tomar vino: “en la comida toma dos o tres copitas de vino tinto de Burdeos o de Madeira, y una o dos copitas de champaña”. Así mismo, se refiere a que el café casi nunca lo tomaba. Solía comer mucho en el almuerzo y no dejaba pasar una arepa de maíz. Igualmente prefería comer más legumbres que carnes. Entre los dulces, lo que más comía eran las frutas. 
 
Cuando vivió en Angostura entre 1917 y 1819 junto a su amada Josefina Machado, comía mucho mango. De esta manera, Gabriel García Márquez, lo intentó exponer en su novela El General en su laberinto. 
Hay indicios de que también Bolívar cuidaba de cumplir los buenos modales en la mesa y las normas de etiqueta. En su última estadía en Caracas, en 1827, ofreció una cena al cónsul británico en Venezuela. Se llamada Robert Ker Porter, quien escribió lo siguiente: “Hoy comimos con el Libertador… La comida fue excelente y el esplendor grande en cuanto al oro de los platos, cuchillos y tenedores de postre (…) Todo se sirvió y consumió dentro del más aproximado estilo inglés, en honor del ministro británico”. 

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