Aventurarse al Turismo?
Cuando
uno piensa en hacer turismo de aventura piensa en actividades extremas,
que generalmente implican ciertas condiciones físicas de resistencia,
riesgos, y seguramente pasar unos días alejados de las comodidades de
la vida cotidiana moderna. Y aunque en Venezuela hay muchos lugares
hermosos para hacer éste tipo de turismo, no a todas las personas les
gusta pasar sus vacaciones así, no a todos les gusta manejar por horas
un rústico por una trocha de tierra hasta llegar a un campamento y
dormir en chinchorro pasando calor, o caminar por un páramo bajo una
llovizna helada cargando un morral pesado y tener que armar una carpa
para dormir amorochado con tres más....levantarse en la mañana, comerse
una barra energética de desayuno y ponerse las mismas botas emparamadas
para seguir.
Hay
quienes prefieren más bien unas vacaciones más tranquilas, con la
familia en una buena posada dónde puede descansar y relajarse un poco,
comer bien y alejarse de lo extremo que se ha convertido vivir en las
ciudades de nuestro país entre el trabajo, el tráfico y la inseguridad.
Ahora
bien no se ha puesto a pensar lo aventurado que es hacer turismo en
Venezuela? Nada más empezando por el riesgo que corre cuando decide
dejar su casa o apartamento en manos de su ángel guardián o del santo de
su devoción, para que se lo proteja de todo mal, pero bueno, lo hace
con mucha fe y con la convicción de que no hay derecho a que se tenga
que vivir preso y que la familia se merece unas vacaciones.
Y
así comienza a recorrer las carreteras del país, las principales no
las trochas, pero ocurren cosas como que se cae el puente de Cúpira en
pleno agosto del año 2012 y todos aquellos que viajaban desde o hacia
oriente tuvieron que tomar algunos caminos verdes, marrones y a veces
hasta negros.... O lo que ocurrió en el estado Mérida en la semana santa
del 2011 que las lluvias y el estado de la Trasandina eran tales que
las personas no lograban regresar a sus posadas y pasaron la noche
helados en sus vehículos o en alguna posada, que por tener niños
pequeños, les permitieron entrar a descansar en habitaciones dónde los
huéspedes que las ocupaban tampoco llegaron. Y quienes han vuelto a
venir a los Andes saben que las vías siguen en un estado similar, lo
único que ha mejorado es el clima, y el clima es algo que
definitivamente no podemos controlar ni en los Andes ni en La Guaira,
dónde todavía se ven secuelas de la vaguada del 99.
Pero
continuando con sus vacaciones, como el viaje es largo pues debe hacer
algunas paradas por gasolina, baño (por cierto si conoce algún baño
decente en cualquier punto entre Mérida y Margarita por favor comparta
el dato) o para comer, y pueden pasar cosas como que le rompan el vidrio
de su vehículo y le roben las maletas, y bueno o se regresa y pierde
las reservaciones de hotel o se compra cualquier ropa y "trata" de
disfrutar el resto de la vacación. Y no crea que viajar por avión le va a
resultar mejor, el estado de los aeropuertos y aviones dejan mucho que
desear, los retrasos, el trato de las líneas aéreas, sin hablar de los
terminales terrestres y autobuses, y seguramente si le nombro la palabra
ferry ya se le hace un nudo en la boca del estómago.
Pero
al fin llega a su destino, y se instala en su posada. A la mañana
siguiente le informan que el desayuno está retrasado, la cocinera no
llegó porque le "tocó" la cola para la leche. Mientras usted espera, el
dueño, saliendo de la cocina haciendo de tripas corazón, le dice "cómo
se hace, la señora tiene hijos", y ya más que apenado le entrega además
una linterna porque "hoy cortan la luz de 7 a 9 de la noche", y le
anuncia que la cena será a la luz de las velas. Y eso puede repetirse
varias veces durante su estadía, la primera vez puede parecer romántico,
pero cuando usted regresa de un paseo largo, cansado, los niños
agotados, muertos de hambre, mojados y de nuevo no hay luz! Pues
definitivamente sus vacaciones se clasifican como de Turismo de
Aventura.
Y
así puedo seguir enumerando situaciones que lo harán pensar que mejor y
más barato hubiese resultado pagar un paquete todo incluido en
cualquier isla del caribe, dónde no le abran el carro en un
estacionamiento, lo traten bien porque hay cultura de atención al
turista y todo esté listo a la hora precisa, porque usted pagó por eso.
Ahora
bien quisiera que por un momento se ponga del otro lado, en el puesto
de los "hacedores de turismo", me refiero a los dueños de posadas,
restoranes, cafetines, artesanos, guías turísticos, etcétera etcétera, y
tome en cuenta que la mayor parte de la estructura turística de
Venezuela está formada justamente por pequeños emprendedores que
elegimos ésta actividad como modo de vida y que seguimos creyendo que
generar actividades turísticas es también hacer país, de general empleo
y que hacemos grandes esfuerzos porque el turista se sienta a gusto.
Imagine
entonces lo que es transitar por esas carreteras todos los días del
año, y preguntándose si hoy se irá la luz y a qué hora? Imagine como
hace la señora de los pastelitos o de las empanadas para reunir harina,
o el guía que vive del trabajo con su vehículo y pasa meses parado
porque no consigue repuestos, igual que aquel que lo lleva y lo trae del
aeropuerto. Imagine las maromas que tiene que hacer el dueño de una
posada para reunir el papel sanitario que se consumirá en una temporada
como la de diciembre, y la harina, y el arroz, y el aceite, y el gas.
... o el precio que hay que pagar para conseguir 40 kilos de azúcar
para hacer un lote de mermelada cuando en ningún lado venden más de dos
kilos por persona. Si ha hecho alguna reparación recientemente en casa
sabe el dolor de cabeza que significa conseguir los materiales, ahora
imagine multiplicar eso por diez cabañas, o el intenso mantenimiento que
requiere un kiosko a la orilla de la playa en un país donde no hay
cemento. Y recuerda aquel pequeño restaurancito escondido en la montaña,
con pocas mesas, al que le gusta ir para olvidarse del tumulto, o
aquel otro similar a la orilla del mar? ahora imagine que se le dañe un
congelador o una nevera por los apagones justo antes de una semana
santa, después de que su dueño, que además es quien cocina, pasó un mes
reuniendo ingredientes y tiene que salir a buscar a un técnico y
ofrecerle algún órgano vital para que le repare el aparato, porque ya
no le da tiempo de meterse en una cola para comprar uno nuevo…
No
busco con todo esto que usted se conforme con una mala atención, al
contrario su exigencia es lo que nos hace mejorar, al menos aquellos
que seguimos pensando que vale la pena el esfuerzo, pero es importante
saber cómo exigir y a quien exigir, porque le recuerdo que hay un montón
de funcionarios públicos a los que también les pagamos por sus
servicios y tienen que hacer su trabajo para que la actividad turística y
el país funcione. Tampoco quisiera que se apartara de la idea de pasear
por Venezuela porque la voluntad de hacer las cosas bien sigue
existiendo en muchos rincones, a pesar de que las condiciones del
interior del país son cada vez más precarias. Hacer turismo interno
también es hacer país, pero hay que tener país para poder hacerlo.
Debo
decirle que comencé a escribir éstas palabras hace varios meses, una
noche sin electricidad por varias horas, acurrucada en la cama con mis
dos hijas pequeñas porque mi esposo no estaba en casa por trabajo, y
escribí hasta que la lámpara de emergencia me lo permitió. Ahora no
puedo dejar de compartirlas. Ahora que Mérida, destino turístico por
excelencia, se cae a pedazos con ciudadanos y todo como muchas otras
ciudades de Venezuela. Ahora cuando justamente el alcalde del municipio
Libertador del estado Mérida de una manera muy responsable ha
suspendido las Ferias del Sol, por no poder garantizar la seguridad de
los visitantes. Quizás no le sea claro el significado de esto, así que
le explico. Las Ferias del Sol son una temporada imprescindible para
quienes dependemos del turismo, más éste año que se celebraban 45 años
de éste evento, y aunque no todos seamos fanáticos de las corridas de
toros, son miles de empleos en todo el estado que dependen de muchas
actividades que giran alrededor de estas ferias, desde los productores
del páramo hasta los hoteles, y que tienen meses trabajando para ello.
Pero
es que no estamos de fiesta como algunos quieren hacer ver, no podemos
estarlo cuando hay familias enterrando a sus hijos, y no sólo los que
han fallecido como consecuencia de la lucha de estas últimas semanas, en
Venezuela son asesinados un promedio de 70 personas diarias por la
delincuencia, y no hay máscara de carnaval que oculte eso. No puede
haber fiesta cuando hay familias que tienen más de dos semanas sin
dormir encerrados en sus propias casas, no puede haber vacaciones porque
todos estamos planeando estrategias para poder ahorrar alimentos y gas
para poder comer.
Unos
marchan, otros protestan, unos rezan, otros tratan de darnos voz para
que el mundo sepa que está ocurriendo. Hay quienes han sido expatriados
por decir lo piensan, hay presos y torturados, hay quienes han dado su
vida por la libertad, y si mi aporte es que no haya carnaval pues que no
lo haya.
Ana Machado
Merideña
Venezolana
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