miércoles, 25 de noviembre de 2015

Alquimia de montaña



Entre las montañas del Parque Nacional Páramo La Culata, existe una hermosa transformación en la cual el azúcar contenida en la frutas en forma de glucosa o fructuosa, se convierte en anhídrido carbónico y alcohol mediante la fermentación.
Con una gran calidad de exportación, la ciudad de Mérida, hace gala de sus hermosos y delicados vinos jóvenes, gracias a la mora de castilla (Rogus Glaucus) o mejor conocida como mora de fresa. La cultura vinícola merideña ha ido creciendo a través de los años y hoy por hoy presenta una producción  de diversas variedades, entre ellas vinos dulces, vinos secos y vinos semi secos.
Al pedir una copa de vino, muchos ignoramos todo el trasfondo que se esconde detrás del proceso que involucra, y aunque este no es un vino de larga maduración, ya que debe ser tomado antes de los 4 años, pasa por procesos hermosos de creación.
Un buen vino de mora debe ser embotellado en vidrio oscuro o muy oscuro, y debe ser encorchado y protegido por una capsula de plástico. No importa cuán joven o viejo sea, lo importante es que es hecho en Venezuela.
Conoce más de Mérida y sus vinos artesanales.

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