lunes, 21 de febrero de 2011

NUESTRO DIA A DIA

Mientras llegan los huéspedes, entre temporada y temporada nos dedicamos a observar cada detalle, cada rincón, cada planta. Miramos cómo estan dispuestos los muebles y los movemos para colocarlos mejor y cambiar un poco su ubicación para darles mas vida. La vida es movimiento.
Volvemos a mirar las habitaciones, un tanto para deleitarnos ya que son tan bellas y para hacerles su mantenimiento a fondo, ver si necesitan mejor decorado, pinturas y detalles. Darles ese cariño que luego el visitante estamos seguros que sentirá. Es parte de nuestro espíritu.
Nos dedicamos mucho a los jardínes. Es un placer recorrer el Bosque Silencioso con sus grandes árboles, Bucares, Apamates, Cedros. Sentir los seres que moran entre las sinuosas formas de sus troncos y raíces. Siempre entramos en esa entrañable meditación. Pasamos por las placitas que hemos arreglado para los enamorados, acomodamos sus candelabros y las luces de manera de mantener su encanto.
Junto al jardinero, trabajamos arreglando macetas, dándole forma a las plantas ya sembradas y sembrando las nuevas. Hablamos con las orquídeas, cuya belleza indescriptible nos eleva cada momento la vibración. Heliconias, papiros, trinitarias y falsos bananos comparten armoniosamente el espacio con algunos frutales como los naranjos, limoneros y moreras. Acomodamos y resembramos mucho nuestro pequeño huerto de hierbas en maceta, cercano a la cocina, manteniendo siempre al día ese suministro aromático que le da el toque a nuestros platos.
Le pasamos revista al Comedor para asegurar el equilibrio entre sus mesas bien puestas y la decoración y asegurar que nunca falten sus jarrones con flores. En la cocina no dejamos de revisar la elaboración de los menús y repasar qué ingredientes debemos tener en despensa.
Recorremos entradas, salas y salones de estar, la biblioteca, pasillos y caminerías mirando cada adorno para que todo este bien y anotamos todas las reparaciones y reposiciones de objetos necesarios. Es un trabajo cotidiano que nunca tiene fin, sinembargo es tan placentero que nos parece siempre novedoso y agradable y es que así nos gusta vivir y compartir.

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